Ante la necesidad y exigencia de disponer de alimentos más seguros y libres de pesticidas, y los desafíos que enfrenta la agricultura moderna, el BIOCONTROL destaca como una técnica esencial y ecológicamente responsable.
El Biocontrol o control biológico es un método de control de plagas y enfermedades que consiste en utilizar organismos vivos o sustancias biológicas para prevenir o reducir los daños ocasionados por organismos nocivos, como los insectos, hongos y otros patógenos. Son técnicas alternativas para el control de plagas y enfermedades de forma eficaz y respetuosa con el medio ambiente en la agricultura, la silvicultura y los graneros y almacenes de alimentos.
El objetivo central del uso de las técnicas de Biocontrol es reducir, e incluso eliminar, el uso de productos fitosanitarios agroquímicos, y, por tanto, preservar el medio ambiente y proporcionar una alimentación más saludable libre de pesticidas.
Aunque inicialmente se denominó “biocontrol”, o control biológico, al uso de organismos vivos exclusivamente, el uso del término tiene hoy en día un significado más amplio, extendido a otros productos naturales. Dependiendo del tipo de agente de biocontrol se contemplan 4 categorías:
- El uso de enemigos naturales, depredadores o parasitoides, como insectos beneficiosos, nematodos, etc.
- La utilización de hongos y virus.
- El uso de sustancias naturales, que pueden ser de origen mineral, vegetal o animal.
- El uso de mediadores químicos o productos “semioquímicos”, como feromonas y atrayentes, que se extraen directamente de la naturaleza o se sintetizan de forma idéntica a los productos naturales.
Las feromonas son sustancias secretadas y emitidas de forma natural por una especie, y que provocan una respuesta en individuos de la misma especie, y su aplicación en el control de plagas forma parte del BIOCONTROL.
El Biocontrol es una parte fundamental en los programas de gestión integrada de plagas (GIP), que combinan varias técnicas de manejo para prevenir y controlar a largo plazo los problemas de plagas sin causar daño a las personas y al medio ambiente. En estos programas se pueden combinar varias técnicas de control de forma simultánea, lo que lleva a obtener resultados más satisfactorios.
¿Qué beneficios proporciona el biocontrol?
- Conserva la biodiversidad: al contrario que los pesticidas químicos, el biocontrol se enfoca en mantener un equilibrio natural en los ecosistemas agrícolas. La reducción del uso de productos químicos dañinos de amplio espectro preserva la diversidad biológica del suelo y los cultivos.
- Reduce el impacto ambiental: los pesticidas sintéticos no solo afectan a las plagas, sino que también contaminan el suelo, el agua y el aire, poniendo en peligro la salud humana y la biodiversidad, por lo que sustituirlos por otro tipo de productos es beneficioso desde el punto de vista del cuidado del medio ambiente.
- Aumenta la seguridad alimentaria: el biocontrol contribuye significativamente a la seguridad alimentaria, al asegurar que los cultivos sean saludables y estén libres de plagas y enfermedades. Al proteger las cosechas de manera natural, se garantiza una producción agrícola constante y de alta calidad, lo que a su vez estabiliza los precios de los alimentos y mejora el acceso a una dieta nutritiva para las comunidades locales y globales.
- Estimula a la investigación científica: el campo del biocontrol estimula la investigación científica y la innovación. Los científicos están constantemente descubriendo nuevas especies de insectos, hongos y bacterias que pueden utilizarse para combatir plagas específicas. Esta investigación no solo amplía nuestro conocimiento sobre la biodiversidad, sino que también mejora las propias técnicas de biocontrol, haciéndolas más efectivas.
¿Es seguro el Biocontrol?
Los agentes de biocontrol suelen ser altamente específicos contra el organismo o plaga objetivo, por lo que son generalmente seguros, tanto para la salud humana como para el medio ambiente, especialmente en comparación con el uso extendido de pesticidas de amplio espectro.
No obstante, existen ciertos riesgos, como los derivados del uso de especies no autóctonas, que pueden convertirse a su vez en plagas, o, por falta de selectividad, cuando un organismo de biocontrol pueda eliminar a otro organismo importante en la cadena trófica de un ecosistema, lo que repercutiría en el equilibrio de los ecosistemas.
En el caso de feromonas y otros semioquímicos como agentes de control, se trata de productos con una gran selectividad y especificidad, por lo que generalmente no producen efectos negativos en los insectos beneficiosos y en la biodiversidad. Además, son seguras para los trabajadores, y no dejan residuos detectables, por lo que no tienen riesgos para la salud y los consumidores.