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Control de plagas feromonas limonero

Control de plagas ecológico de la Prays del limonero

El sector del limón dispone de una nueva herramienta eficaz para el control ecológico de Prays citri mediante la confusión sexual con feromonas. Es un método de control efectivo y una alternativa real al uso de productos fitosanitarios.

La polilla del limón o prays del limonero (Prays citri) es la principal plaga del limón en la región mediterránea, y también puede atacar a otros cítricos como la mandarina, la naranja, la lima y el pomelo.

Es un pequeño lepidóptero que daña las flores y además puede afectar a brotes y frutos. Las hembras ovopositan preferiblemente en flores aún cerradas, y las larvas, al nacer, penetran en el interior de la flor y se alimenta de los órganos florales, destruyéndolos completamente y evitando sus correspondientes frutos. También puede afectar al fruto recién cuajado provocando su caída. En frutos más desarrollados puede provocar manchas superficiales y, en ocasiones, galerías interiores. Los daños más graves se dan en las épocas de floración, en primavera (marzo a junio) y en otoño (septiembre-octubre).

Todas las variedades son sensibles a su ataque, pero las que tienen una floración más escalonada y/o abundante son las que más daños sufren, como las variedades Verna o la Eureka o 4 Estaciones.
Prays citri es una plaga de gran importancia económica y puede provocar hasta un 90% de reducción de las flores en España, que es el principal productor europeo de limón, con más de 50.000 ha, de las cuales 11.509 ha están en Producción ecológica (7.601 ha certificada + 3.908 ha en conversión, datos 2022). Esto supone el 41% de la superfície mundial de limón ecológico, por delante de Argentina, Sudáfrica o EEUU. Prácticamente esta producción se concentra en la Región de Murcia (43%), Andalucía (31%) y Comunidad Valenciana (26%).

¿Cómo se controla la Polilla del limonero?

En la actualidad, se utilizan tratamientos químicos con piretrinas, como la deltametrina o tau-fulvinato, autorizados en España. Estos tratamientos tienen que hacerse en el momento de la floración, y se tienen que hacer varios tratamientos anuales, con todos los problemas que acarrean: hay pocas sustancias activas autorizadas, lo que dificulta hacer rotaciones de insecticidas, por lo que se desarrollan resistencias, genera residuos de insecticidas en el fruto y contaminación ambiental, puede afectar a la fauna auxiliar, como polinizadores y fauna beneficiosa, y comporta riesgos tanto para el aplicador como el consumidor.

En control biológico no se conocen enemigos naturales de la polilla del limonero para su uso en el control de la plaga. Sin embargo, pueden utilizarse insecticidas biológicos a base de microorganismos, como el Bacillus thuringiensis. Sin embargo, estos tratamientos presentan una eficacia limitada: deben aplicarse en los primeros estados larvarios (L1-L2) ya que en estados más desarrollados tiene escaso efecto, vida activa corta (unos pocos días), se degradan por radiación UV y temperatura, le afecta la lluvia y viento, y si hay presencia de colmenas deben protegerse antes del tratamiento.

Recientemente se ha desarrollado una nueva herramienta para el control de Prays citri basado en la técnica de la confusión sexual con la feromona específica de la especie. Esta técnica utiliza hace años con gran éxito para el control de otras plagas de importancia económica como la carpocapsa, la grafolita o la polilla de la vid, demostrando que son métodos muy efectivos, además de que son limpios, no contaminantes del medio ambiente, y no dejan residuos en la fruta ni en el medio.


La técnica de confusión sexual de la Prays del limonero es una herramienta alternativa eficaz, que no es tóxica, respeta la fauna útil, no deja residuos y no genera resistencias.

 

¿Cómo se usa la confusión sexual en la Prays del limonero?

Es importante señalar que es una técnica preventiva, no curativa, por lo que es muy importante instalar los difusores antes de la aparición del primer vuelo.

En el caso de AOMATE® PRAYS, se trata de un difusor pasivo, y se debe instalar en la finca entre los meses de marzo y abril, según variedad, a  la densidad recomendada (100-200 difusores/ha), y de manera homogénea. Con una sola instalación se cubren las floraciones de primavera y otoño, excepto en el caso de las variedades que florecen todo el año, como la Eureka, donde se debe hacer dos instalaciones al año para cubrir correctamente toda la floración.

Es necesario hacer un seguimiento continuo con trampas delta y la feromona de monitoreo, para verificar que la población permanece por debajo de los niveles de daño aceptable. En las parcelas con difusores, no debería de haber capturas en las trampas de monitoreo, debido a que los machos serían incapaces de orientarse hacia la feromona de control. Si hay un aumento anómalo de la población se debe reforzar la confusión o hacer tratamientos con productos autorizados.

El uso de la confusión sexual también ha demostrado un efecto acumulativo en el tiempo, disminuyendo la población de la plaga presente en las fincas cuando se usa de forma continuada durante varias campañas.